Si echásemos un vistazo rápido a la Wikipedia, y ya sabemos que donde esté la Wikipedia que se quite la RAE, veremos que la definición que nos da sobre estrategia empresarial, es:

«La estrategia empresarial es la búsqueda deliberada de un plan de acción que desarrolle la ventaja competitiva de una empresa y la acentúe, de forma que esta logre crecer y expandir su mercado reduciendo la competencia. La estrategia articula todas las potencialidades de la empresa de forma que la acción coordinada y complementaria de todos sus componetes contribuya al logro de objetivos definidos y alcanzables»

Buscando una estrategia

En base a esta definición, en principio bastante acertada y resumida, me surge una pregunta: ¿qué pasa cuando en ciertas organizaciones, se carece de un roadmap que permita que todos sus miembros, sepan “remar” en la dirección adecuada que marque su estrategia?

Esta pregunta, que a priori puede parecer sumamente absurda en el ámbito de cualquier empresa moderna, no lo es tanto cuando realmente descubrimos que todavía existen otro tipo de empresas, que en medio de la crisis que nos azota, aún siguen en pie sin realmente tener establecida una estrategia clara, y bien definida.

Sé que a muchos les sorprenderá, que en el año 2016 aún puedan existir este tipo de empresas, en las que los “remeros”, y para seguir empleando el símil de la navegación, no hacen más que dar vueltas sobre sí mismos sin conseguir alcanzar la costa a la que deben llegar. De hecho, muchas veces desconocen si la costa está hacia el sur o el norte, hacia el este o hacia el oeste; y cuando creen que ya la tienen localizada, alguien les cambia el cuaderno de bitácora, y vuelven a encontrarse perdidos en medio de un océano revuelto, en el que muchos prefieren tirarse por la borda y abandonar el barco, aun corriendo el riesgo de que los devoren los tiburones.

Y cuando la situación parece no poder ir a peor, de repente surgen de la nada ciertos grumetes con una visión más clara que la de su capitán, que empiezan a aportar sus ideas respecto a una situación que consideran insostenible, intentándole hacer comprender que realmente andan perdidos y que deben sentarse a reconsiderar hacia donde sería bueno ir.

Es entonces, cuando el capitán lleno de orgullo, en vez de escuchar a su tripulación, se pone a la defensiva sintiendo amenazada su posición de mando, y ordena callar a todos para hacerse respetar, ante lo que considera una absoluta falta de respeto.

Al final, desesperanzados algunos de estos grumetes, deciden hacer lo mismo que ya hicieron otros antes… tirarse por la borda y rezar para poder llegar a la costa que tanto añoraban, o bien que algún otro barco les rescate de su largo periplo.

El final que le espera al barco que se queda repleto de “sumisos” y de un capitán desorientado, ya os lo podéis imaginar…

Esto que puede parecer un cuento para niños, y que a más de uno le tendrá ya completamente aburrido, es una realidad que no debemos ni podemos ocultar. Una realidad muy triste, en la que en vez de remeros desquiciados, nos encontramos equipos desmotivados por no saber cuál es su verdadera misión en el barco. Una realidad donde los grumetes con ideas, se convierten en empleados preclaros y proactivos, que al no ser escuchados, deciden buscar otras compañías donde se valoren sus ideas. Una realidad donde no hay tiburones, pero si una crisis que al final no es barrera suficiente, para impedir que la gente con talento, harta de andar sin rumbo, decida lanzarse a una nueva aventura independientemente de los riesgos que esto pueda conllevar.

Es por tanto una realidad, en la que cientos de compañías que aún han aguantado gracias a una correcta gestión de sus reservas en el pasado, se encuentran noqueadas y abocadas a un rotundo fracaso, por encontrarse aún… buscando su estrategia.

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